Thursday, April 28, 2016

Noches de Insomnio: Libremente... ¡Mía!


Que tu desvelo valga la pena, rica lectura antes de ir a dormir.


Vivaracha, alegre, espontánea, estruendosa carcajada, segura de que te miran más tú no pareces prestar atención a tus alrededores. Te desplazas de lado a lado por todo el auditorio, saludando, abrazando y besando. 

Estoy impaciente esperando a que llegues hasta donde estoy parado. Mientras saludas con toda coquetería a uno de tus invitados tus ojos se percatan de que estoy aquí. Tu mirada es intimidante, fuerte, punzante como espada pero no quiero mostrar que me halagas, más no quiero desaprovechar los segundos que me tocan de tu atención y te devuelvo una mirada parecida, profunda, acompañada de una sonrisa tan leve que la siento invisible, la siento falsa. 

Tú levantas tu ceja izquierda y la interpreto como un “ya te ví”. Me quedo sastisfecho solo por ese instante pero aún sigo impaciente con mariposas en el estómago esperando a que llegues a mí. Tú continúas en tu afectuoso saludo y mediación de palabras vanas, del que quiere agasajar a sus amigos y se me retuerces el hígado al ver como con una carcajada respondes a lo que ese, te dijo al oido mientras le abrazas y le vuelves a plantar otro beso y yo aquí sintiendome entre invisible al descubierto reventandome la envídia y el celo. 

Mientras le besas en su mejilla veo como él desliza su mano por tu espalda y estoy a punto de quedarme sin aire al ver como ese, en cámara lenta, se aproxima a esa curva tan maravillosa y vuelven esos tus ojos brujos, malditos ojos, a mirarme y esta vez parecen preguntarme; “¿quieres uno?” 

¿Que si quiero uno? quiero dos, tres...una inmensidad de ellos, tus besos, que me ahoges de caricias y que me dejen sordo tus carcajadas. Yo te miro y sonrío sin arriesgarme mucho, no quiero mostrarme desesperado, pero no puedo dejar de mirarte en ese traje de color fuego. 

Continúas tu trayecto de saludos y te desvías de mí, maldita sea esa forma de ser que me lleva a caminar en una cuerda floja y constantemente sentir ese temor de estar a punto de caer al precipicio. Ya estás allá, sobre el nivel de la muchedumbre, esbelta, elegante, radiante, como estrella brillante. 

Haces tu espectacular presentación de manera intelectual, jovial, jocosa y soy testigo de como afectas a muchos a quererte más y a otros a odiarte un poquito más que ayer. Con magestuosidad concluyes tu protagónico y entre aplausos y halagos te devuelves a la gente. Algunos te regalan rosas, otros peluches, te tocan, te abrazan, te hablan, te sonrien, te vuelven a abrazar y hasta te besan, pero yo no existo para tí. Te admiro, te aplaudo, te consiento, te odio, te deseo, te amo... ¡Te amo! Pero te juro que esto que siento, _me lo guardo. 

Retomo mi postura, me pregunto si he dicho todo en alta voz o me lo estaba pensando. Me consumen los nervios, la espera, la intriga, me condeno a la espera de otra mendiga mirada pero ya no estás por ningna parte. Tal parece que te hastiaste de la gente, estarás en el camerino, estarás en el tocador, a dónde te habrás ido. 

Maldita sea, estúpido, esperando siempre...y tú... tú en tu soberanía, exquisita, sabiendo lo que quieres y paso firme en donde andas. Pero eso es lo que me fascina más de tí, esa maldita, bendita forma de ser mujer. Pero prefiero mantener mi dignidad y doy por fín mi retirada. Al fín de cuentas te odio, nah, mejor no pienso nada y que te acompañen tus angelitos por donde vallas. 

Me acuerdo que caminé muchas cuadras bajo el frío de esa noche invernal. Me fumé no se cuantos cigarrillos hasta sentirme más sosegado y tomé el tren hasta mi casa. Bendita sea mi suerte, mi dicha sorteada que te encontrara mujer, en aquella madrugada temblando de frío, en el pasillo sentada justo en frente de la puerta de entrada. 

Me quedé más helado por tu presencia que por el frío, como ahora lo recuerdo, tú levantaste el rostro de entre tus brazos y me diste una mirada, no maldita, no coqueta, mirada que me decía, “esta, verdaderamente soy yo.” No te hablé, no te pregunté nada, te veías tan diferente como indefenso ángel sin alas,  pero hermoso ángel. 
Saqué las llaves de mi bolsillo, abrí la puerta, encendí la luz y te extendí mi mano. Sin dejarnos de mirar me extendiste la tuya y en pasos lentos, suaves, con toda tranquilidad caminaste hacia mi. Mis ojos no lo podían creer parecía un sueño, te aproximabas a mí y en cada paso que ibas dando yo sentía una llama que se iba haciendo más intensa y que me quemaba de los pies a la cabeza. 

Parecian como siglos los segundos que utilizaste para acercar tu cuerpo al mío. Y esa maldita mirada, bendita mirada que se trajo enredado tu cuerpo para acoplarse con el mío y me echaste tus brazos por mi cuello y te estreché en los míos, nos fundimos en el más tierno beso. Y tu cuerpo se fue entregando a mi calor y dejó de temblar. Mientras caía al suelo tu traje color fuego y la puerta se fue cerrando lentamente... Coqueta.

Coqueta Club

Monday, April 4, 2016

Video: El Black Market de los Cabellos para pelucas de mujeres


Este video me hizo reflexionar en tantas cosas. Por ejemplo; hoy día que enfrentamos la cruel enfermedad del cancer, y que como resultado de los tratamientos, las mujeres pierden sus cabellos. Es cuando algunas de ellas optan por usar pelucas, en todo momento, o de vez en vez, entiendo que es más frecuente en mujeres que en hombres, aunque ellos también usan pelucas.

También he visto, como modo de apoyo, como personas en sus entornos se afeitan su cabeza. Y como todo, hay quienes lo hacen más por un “fashion statement”, y estar IN que por apoyar realmente.

Hacen ya años que existen las campañas de donar cabello para poder crear pelucas para quienes desen usarlas, ya sea por que pedieron el cabello por enfermedad, pero más aun, por la mera vanidad, que es realmente la que gana esta batalla.

Jamás imaginé que existiera un merado negro, donde el lujo de ponerse una peluca con cabello natural significara el sacrificio involuntario de otra persona, en este caso mujeres. Porque en el video se ven niñas gritando segun le van afeitando su cabeza, eso no se ve tan voluntario que digamos. Y entiendo, que en muchos paises del mundo, no importando la edad, la mujer no tiene opciones de elegir. 

Increible ver, como por medio de una religión, se someten a niñas y mujeres a “donar” sus cabellos como ejemplo de sacrificio, ya que tener los cabellos largos, como indica el video que fue en la India, significa pura vanidad. Mientras que acá, en el otro lado del planeta, las pelucas son un mercado de mucho dinero.

Con esto, no critico a la mujer que quiera ponerse una peluca, para sentirse, o verse bién, o que le ayude a rescatar su ánimo y autoestima. Yo si, aplaudo todo lo que una mujer pueda hacer por sentirse bien con ella misma, sin daños a terceros. Más bien, esto es algo para reflexionar, de que, no a todas nos va super bién en otros lugares del planeta.

Sigue Girando Planeta

Chris Rock